Historia

El vocablo “Esquivias” es de origen germánico y significa “extremo o alejado”.
Las culturas paleolítica, neolítica, céltica, romana, visigoda e islámica dejaron aquí su huella, podemos decir que fue un lugar ocupado por el hombre en todas las épocas históricas.

Esquivias se localiza al norte-centro de la provincia de Toledo y está situada en la comarca toledana de la Sagra Alta, dista 45 km de Toledo y la misma distancia de Madrid. Muy próximo también está el Real Sitio de Aranjuez, a sólo 25 Km. Limita al norte con Valdemoro y Torrejón de Velasco, ya en la provincia de Madrid; al este con Seseña y Borox; al sur, con Numancia de la Sagra, y al oeste, con Yeles. Su término mide 25,1 km². Su figura es muy irregular: se alarga y estrecha según avanza al noroeste. Mide de largo 9.750 m, y de anchura, 4.450; son cifras máximas.

Sus accesos son cómodos y fáciles a través de las autovías Madrid-Toledo (N-401) y la de Madrid-Andalucía (N-IV).

Esquivias se encuentra al pie de una loma formada por los cerros de la Cruz y Santa Bárbara. La villa ocupa una llanura alta, inclinada levemente al sur. En la parte central del territorio se alza el cerro de Santa Bárbara, vértice geodésico de 687 m de cota. El núcleo urbano de Esquivias se sitúa a 605 m.

El vocablo “Esquivias” es de origen germánico y significa “extremo o alejado”. Las culturas paleolítica, neolítica, céltica, romana, visigoda e islámica dejaron aquí su huella, podemos decir que fue un lugar ocupado por el hombre en todas las épocas históricas.

Su origen parece remontarse al periodo paleolítico, como demuestran diversos yacimientos pedernelinos. Las culturas neolítica y céltica se asentaron en el territorio esquiviano posteriormente.

Durante la dominación romana pasa a ser dependiente de Toletum; en su término municipal se encontraron monedas romanas del siglo III.

También se han encontrado vigas visigodas y epitafios árabes. La senda galiana referida a los pastores celtas y el vocablo “suertes” son testimonio del asentamiento visigodo. Un cipo funerario con epigrafía cúfica corresponde por su fecha, 1053, al reinado del musulmán Yahya Al- Qadik, es decir que demuestra la ocupación musulmana de la zona.

La entrada triunfal de Alfonso VI en Toledo en el 1085 lleva aparejada la reconquista de toda la Sagra y la repoblación de estas tierras por mozárabes toledanos, que se convierten así en propietarios de viñedos, olivares y otras parcelas labrantías. El rey les otorga un privilegio llamado “Bodega cerrada” por el cual se prohíbe que entre en Esquivias vino o uvas que no sean de las cosechas de este pueblo.

Esquivias pertenece, una vez ocupada por los conquistadores cristianos, a los reyes de Castilla, desde Alfonso VI a Alfonso VIII. Este último soberano por una carta fechada en Toledo el 13 de Febrero de 1188, dona los hombres, las heredades y los solares de su propiedad a la iglesia de Santa María de Toledo, y a su arzobispo Don Gonzalo. Esta donación fue confirmada en 1218 por Fernando III el Santo; en virtud de ello, el municipio debía pagar en concepto de vasallaje dos tributos: el onzano, u onceava parte del grano que se recogiera, y el alajar o tres maravedíes y medio por cada aranza de viña. Esquivias contribuye con estos impuestos a la construcción de la Catedral de Toledo.

Sobre la base de la donación real, el cabildo de la Iglesia toledana aumenta poco a poco sus propiedades en Esquivias; así, el 26 y 27 de Junio de 1264, el arcediano de la catedral, Don Ruiz Martínez de Mosquera, compra a los mozárabes don Diego Pétrez y a su hermano Don Lope, hijos de Don Pedro Juanes, y a Don Bartolomé Mídiz, hijo de Don Miguel “el sillero” casado con Doña Horabuena Pétrez, todas sus propiedades en Esquivias. Todos ellos eran los descendientes de los primeros mozárabes toledanos que llegaron a Esquivias en la época repobladora.

De esta época, siglo XII, se conserva una viga de pino con lacería mudéjar.

El 23 de diciembre de 1432 se presentaron en Esquivias el deán y dos canónigos de la iglesia de Toledo, reuniendo al pueblo a toque de campana en la parroquia de Santa María. Le hicieron sentar en las gradas del altar mayor, poyos y demás asientos que había y dijeron que venían a visitarle como a propiedad suya, y a nombrar el alcalde y el alguacil para el año próximo, como efectivamente lo verificaron, de lo que se infiere que desde la fecha de donación venía el cabildo nombrando a las autoridades.

En el año 1480 (durante el reinado de los Reyes Católicos) el vecindario de Esquivias se opone a que el cabildo toledano siga cobrando los tributos del onzano y el alajar, correspondientes a su calidad de señor en esas tierras. A pesar de esta oposición de los esquivianos, el cabildo sigue recibiendo los tributos hasta 1627, en el que el ayuntamiento empezó a ser nombrado por el vecindario, eligiendo la ciudad de Toledo, de entre los nombrados por el pueblo, el alcalde y los regidores.

Durante la guerra de las Comunidades de Castilla en 1521, Esquivias fue el último pueblo que se rindió a las tropas imperiales de Carlos V, por contar el toledano Juan de Padilla con sus más fervientes seguidores en los naturales de Esquivias.

Doce familias de moriscos reducidos del reino de Granada llegaron a Esquivias en 1571, la más principal o la más pudiente era la formada por los Ricote: Diego Ricote el Viejo y su hijo Diego Ricote el Mozo, Bernardino Ricote y su esposa Isabel Mejía. (El morisco Ricote aparece como uno de los personajes del Quijote).

En el reinado de Felipe II se hace un censo general; en el año 1575 Esquivias tenía 250 vecinos de los cuales 37 son hijosdalgo de rancia cepa. Estos hijosdalgo se llaman Bivares, Salazares, Ávalos, Mejías, Ordóñez, Barroso, Palacios, Carrizos, Argandoñas, Guevaras, Vozmedianos y Quijadas.

También se anota en el citado censo: en letras no se tiene noticias de que haya habido en Esquivias personas señaladas, pero en armas ha habido muchos capitanes y alféreces y gentes de valor. Sobresalen los capitanes Pedro de Arnalda, que fue muerto por los moros en Alcalá de Benarez, Barrientos, Hernán Mejías, Juan de Salazar. Citemos también a Pedro de Mendoza, que fue el primero que puso la bandera cuando se ganó la Goleta y el emperador Carlos V le dio 250 ducados por ello.

El 12 de diciembre de 1584 contrajo matrimonio en la iglesia parroquial de la Asunción, Don Miguel de Cervantes Saavedra, con Doña Catalina de Palacios, hidalga de Esquivias. Está demostrado que durante los tres años que vivió aquí escribió la primera parte de “El Quijote”. Parece ser que los personajes de la obra fueron tomados de vecinos de la villa, lo que reflejan los documentos de la época.

El 26 de noviembre de 1602 se consagró y bendijo la ermita de San Roque. En este tiempo era vecino del lugar Cervantes y su casa se halla cerca de dicha ermita.

Por esta época la patrona del pueblo era Santa Bárbara, a la que aún se sigue teniendo gran devoción y cuya ermita podemos divisar en lo alto del cerro del mismo nombre.

De 1655 data la inscripción aparecida en el inmueble correspondiente a la antigua Casa Consistorial. Por ella se sabe que Esquivias ganó un pleito al Cabildo de las iglesias de Toledo, en virtud del cual la villa quedó libre del vasallaje desde el 23 de junio de 1650, fecha de la confirmación de la sentencia. Desde entonces se celebraban grandes fiestas en honor de San Juan Bautista, y en el siglo XVIII es San Juan el Patrón del pueblo.

Carlos II otorga un privilegio a Esquivias en el año 1690, luego confirmado por su sucesor Felipe V, por el cual del paraje llamado Los Terreros o La Gradera se pueden extraer tierras con las que se curan los vinos; este privilegio se extiende a toda Castilla que debe aclarar sus vinos sólo con tierra de Esquivias.

Durante los años 1719 y 1725 se construye en Esquivias el Convento de Capuchinos mediante aportaciones de los vecinos, que ya habían constituido con este fin una fundación a finales del siglo XVII. El convento funcionó como tal hasta 1820, posteriormente fue reutilizado como hospicio y escuela para niños.

En 1768, bajo el reinado de Carlos III, Esquivias consigue el título de Villa Realenga. Para acreditarlo se levanta a la entrada del pueblo el rollo jurisdiccional.

La actual iglesia parroquial de la Asunción comenzó a construirse en 1785. Fue levantada en el mismo solar que ocupaba la primitiva de Santa María de la Asunción, donde Cervantes contrajo matrimonio. En 1794 se terminó su construcción. Se habían aprovechado ciertos elementos de la antigua, como la parte de la cabecera, donde está colocado el altar mayor, la torre de estilo gótico-mudéjar y la pila bautismal de 1686.

En 1791 se reconstruye la fuente pública, es obra de Carlos IV, toda ella de piedra blanca de Colmenar. Fue levantada “en beneficio de la salud pública”, aunque ahora presente un cartel de “agua no potable”, los vecinos de Esquivias siguen utilizándola.

Durante la Guerra de la Independencia, 1808, el pueblo fue ocupado por los franceses que destruyeron gran parte de los edificios y las imágenes de la iglesia, de entre las que se pudo salvar el busto de la Virgen de la Leche, actual patrona de la villa. No podemos afirmar con certeza de dónde arranca el Patronato de la Virgen de la Leche, la talla es del siglo XVII, de la escuela granadina de Alonso Cano. La imagen se hallaba en el convento, pero al ser éste abandonado y disuelta la comunidad de Capuchinos, la imagen pasó a la parroquia. En su archivo se encuentran unos estatutos de la Cofradía de la Virgen de la Leche que datan de 1855, estatutos que, a su vez, son una refundición de otros anteriores.

En la Guerra Civil Española, los bandos nacionalista y republicano entablaron batalla muy cerca del pueblo, incluso llegaron a ocuparlo, muestra de ello son los tiros que presenta el cuadro del altar mayor de la iglesia y las ruinas del Convento de Capuchinos que fue incendiado por las tropas nacionalistas en 1936.